jueves, agosto 24, 2006

Superman


Y no es difícil verlo soltar su risotada sarcástica, por entre los callejones de La Recova, con su vaso de cerveza en la mano. Murmurándole secretos a quienes no quieren escucharlo. Mirado con desconfianza por las locatarias y los guardias del representativo edificio serénense. Abandonado por la razón y cabalgando en su corcel esquizoide; lanzando puñetazos al aire; luchando incesante con el ejercito de moscas de la carnicería de la esquina. Persona non grata del turismo ilustrado, subalterno de los gringos que encuentran “very tipical” a este intrigante ser, en una Recova, que para el verano trata de esconder como puede el olor a pichi de sus rincones.
Lejos están los tiempos en que pasaba piola como loco simpático, con su cuaderno bajo el brazo y diciendo que estudiaba leyes, exclamando que tenia reunión no se con que gran intelectual, o hablando fuerte frente a los prepotentes que a fuerza de razón intentaban hacerle caer de sus mentiras fanfarronas. Pero el trago hizo estragos en él, lo tomo por sorpresa y no lo soltó. Cansado de su mitómano personaje, encontró una botella amiga que no le pregunta que es verdad y que no, que no se burla de él, ni tampoco lo contradecía. Hoy su boca sabe de risas y de vinos agrios. Ya es otro el trato en el Hogar de Cristo y de un salto paso de la mesa de los locos a la de los alcohólicos anónimos, entrando de lleno al cuadro de honor de personajes legendarios del vagabundeo céntrico, tal como el Moroso y sus sospechosa muerte, tal como la Maria Loca y su garabateo contra los colectiveros que no le sueltan una moneda en su caja de cartón. De noche le hace el quite a los niñitos neonazis que golpean a vagabundos y travestís, y de día le tira en la cara su punzante olor a La Serena, tan veraniega y tan cínica.


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